Mis sentidos y mis palabras, mi descanso y mi trabajo, mis actividades, mi muerte, mi vida, mi salud, mi enfermedad; todo cuanto soy, mi vivir, sentir y pensar, todo lo gastaré por ellos, todo lo entregaré para ellos, por quienes Tú mismo te entregaste.
Tú, Dios nuestro, misericordioso, escucha mis ruegos en favor de aquellos por quienes el cargo y el amor me obligan e inclinan a pedir. A ello me alienta la consideración de tu benignidad. Sabes, muy dulce Señor, cuánto les amo y cómo mi corazón y mi afecto se ocupan de ellos"
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