Panamá: ¿es un país en desarrollo?


Álvaro J. Bravo

Panamá  vive hoy una profunda y acelerada transformación socio-cultural. Esta transformación no opera uniformemente, sino que sus realizaciones y efectos han diferenciado o estratificado la sociedad y sus sectores.
La población ha tomado clara conciencia de este desigual proceso de transformación de las bases económicas del mismo y quisiera orientarlo, como una búsqueda que satisfaga como finalidad de la organización las más fundamentales aspiraciones humanas: libertad, dignidad, posibilidad de realización personal para todos.
Cada vez comprenden con mayor claridad que su desarrollo no es sino el subproducto del desarrollo de otros países debido al tipo de relación que mantienen actualmente con ellos, es decir toman conciencia de su situación de dependencia ante otros pueblos. Y por lo tanto que su propio desarrollo no se hará sino luchando por romper la dominación que sobre ellos ejercen los países ricos.
La ciencia y la tecnología que solamente se lleva a cabo en países desarrollados, cambian la manera de pensar y relacionarse incluso entre los países, los avances tecnológicos que poseemos han sido posibles gracias a dichos países, lo que nos hace ver de frente nuestra realidad de dependencia antes ellos, la técnica además permite acelerar el proceso de producción y desplazar la producción artesanal, dicho de otras maneras estos países con sus ciencias han venido a insertar en nuestras sociedades nuevas necesidades y nos vuelve una sociedad consumista mas no productiva; los medios de comunicación nos ofrecen información incluso de los demás países , nos dan una nueva manera de ver el mundo a la vez que nos hace ver más pequeños ante los estos países gigantes, imágenes que más allá de las apariencias nos dicen:- “Esto es el desarrollo”.
La globalización pasa desde hace más de dos décadas por encima de nosotros, del mismo modo que pasa por encima del mundo entero: como un huracán. Las teorías económicas y sociales dominantes no analizan el proceso de globalización, sino que lo glorifican. El mercado total parece ser el fin de la historia y el conocimiento definitivo de lo que la humanidad tiene que hacer. En Panamá puso en el lugar de un desarrollo independiente, el sometimiento bajo la lógica del mercado mundial: desarrollo por dependencia.
Al imponerse el capital apoyado en la lógica del mercado mundial, se impusieron teorías que más bien interpretaban la dominación que se suele sintetizar con el nombre de neoliberalismo. En nombre de la eficacia y la competitividad, ellas legitiman el sometimiento bajo la dependencia.
El capital ahora nos devora como un caníbal, cualquier actividad humana tiene que ser transformada en una esfera de inversión del capital, recibimos la licencia para vivir y participar en cualquier sector de la sociedad, si pagamos al capital las cotizaciones correspondientes bajo la forma de interés.
La globalización actual se da en plena democracia y autonomía y se aprovecha de ello. Se hace lo que se quiera teniendo las manos y la conciencia limpias, se apoderan de los recursos, sin tener que llevar una batalla visible, y sin parecer rapiña, se mantiene al pueblo dominado sin que haya identificación del poder dominante, se habla del espacio nacional sabiendo que las fronteras existen solamente para la fuerza de trabajo o como cobertura, se sujeta a la nación con el pretexto de ayudarla. La globalización actual se grita y se impone, es una conquista prolongada al servicio de las ganancias.
Una característica propia del sistema actual es que permite elevadas ganancias en medio de la más grande privación. Si todo el mundo llora, el sistema te vende pañuelos.  Las ganancias van bien aunque todo ande mal, van mejor cuando todo a su alrededor empeora. ¿Cuánto cuesta un kilo de caridad en Panamá?
La situación exige la urgente supresión de las injusticias existentes, orientando el desarrollo económico al servicio de la gente. Cada día reconocemos el aumento de los pobres en el país y la distancia que nos separa de las naciones ricas y por otro lado la dependencia que padecemos.
Esto lleva a pensar en un mundo en el que todo hombre, sin excepción de raza, religión, de nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana; libre de las servidumbres que le vienen de otros hombres.
El desarrollo no ha de verse simplemente desde la perspectiva económica, sino como un proceso social global que comprende aspectos económicos, sociales, políticos y culturales, lo que lleva a tener en cuenta los condicionamientos internos y externos de la evolución económica de un país.  Enfocar el desarrollo como un proceso social global compromete para algunos, dimensiones éticas, lo que supone una mayor atención a los valores humanos, de esta manera se vislumbra la construcción de un mundo más justo y más humano.
La situación de pobreza, deshumanizada y generalizada de las grandes mayorías de nuestro país se explica entonces por la aproximación indebida de una minoría privilegiada a gran parte de la riqueza en lugar de compartirla con los demás. A cada paso nos encontramos con los crueles contrastes entre lujo y pobreza, con salarios de hambre, desempleo… junto a la terrible concentración de la propiedad empresarial, rural y urbana. Están en vigor pues sistemas económicos antihumanos, dependientes a favor de intereses de grupos minoritarios asociados a intereses del exterior. Entonces cabe preguntarse: ¿realmente estamos en buenas manos?





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