Análisis socio-económico de Panamá Erick Simpson Aguilera

Panamá es un hermoso país bendecido con múltiples riquezas naturales, culturales y financieras que, le han servido para establecerse como un hub mundial con el Canal como bandera, más otros importantes rubros entre los que destacan: Los principales puertos en movimiento de TEUs de LATAM. La segunda zona libre del mundo. El Centro Financiero Internacional. La terminal aeroportuaria de Tocumen que es una de las principales de LATAM (Hub de Las Américas). El ferrocarril transístmico. El liderazgo mundial en abanderamientos de naves. Liderazgo en recepción IED a nivel centroamericano. Y el boom turístico que vive el país. Sin embargo, nuestro pujante país que cabe destacar, lidera el crecimiento económico en A.L. durante el último quinquenio, mantiene no obstante el boom económico, indicadores sociales que dejan mucho que desear. Dicotomía esta, que merece un análisis profundo con la finalidad de desentrañar la compleja situación socioeconómica panameña que, nos mantiene en una suerte de limbo entre ser un Dubai o Singapur -como a menudo escuchamos jactarse a nuestros gobernantes-, y ser un Haití o Zambia, como parecieran ser las zonas más deprimidas del país. No estamos tan bien como muchos ilusamente creen, ni tan mal como otros aseguran; pero nos encontramos en el centro de ambos extremos en una zona difusa que tiende a inclinarse hacia el extremo Dubai para una pequeña elite que se beneficia del crecimiento económico, y hacia el extremo Haití, para una gran mayoría que solo recoge las migajas de la actividad económica. Así las cosas, no resulta nada sencillo dimensionar la verdadera situación socioeconómica panameña, en virtud de semejante dicotomía. No obstante, los invito a intentarlo conmigo analizando a profundidad los siguientes indicadores socioeconómicos: Indicadores económicos: 1- Crecimiento económico 2011 (variación del PIB): 10.5%. 2- Deuda pública: $ 13,672,500,000 (si incluimos los proyectos llave en mano y las empresas excluidas del SPNF la deuda pública se dispara a $ 19,110,500,000). Hagamos un alto en este punto para destacar que, los 2 primeros indicadores demuestran la dicotomía de la economía panameña, toda vez que, el gran crecimiento económico de 10.5%, que a propósito fue el más alto de A.L. en la vigencia 2011, va acompañado de un incremento de la deuda pública del orden de 10.2%. Es importante señalar que, al cierre de la vigencia fiscal 2009 (año en que comenzó la administración Martinelli), la deuda pública era del orden de $10,972,300,000, y actualmente ronda -si se incluye la deuda flotante deliberadamente excluida de la contabilidad gubernamental- los $ 19,110,500,000; lo que significa que se ha incrementado durante el actual gobierno en $ 8,138,200,000 (74%). En buen castellano, estamos creciendo en base a endeudamiento, no a productividad. 3- Desempleo: El 4.5% de la fuerza laboral -que ronda el 1,570,000-, está desempleada, es decir, solamente 70,650 panameños están desempleados actualmente. Es oportuno destacar que, la tasa de desempleo de 4.5% que mantiene Panamá, califica en la categoría del pleno empleo, lo que hace de este resultado, un índice positivo para nuestro país. 4- Tasa de empleo informal: De acuerdo a la Contraloría, del 1,499,350 de personas que integran la fuerza laboral actualmente “ocupada”, el 41.10% (616,233) labora en el sector informal (sin incluir a los trabajadores del sector agropecuario que también son informales); es decir que, 616,233 personas laboran en actividades que no tributan al fisco, ni cotizan seguridad social y por ende no son sujetos de crédito; léase, buhoneros, vendedores ambulantes, trabajadores de la minería y construcción, vendedores de comercios y mercados, empleadas domésticas, etcétera. Estos son candidatos en el futuro para recibir subsidios paliativos tipo 100 a los 70 porque no podrán jubilarse. Analizando los dos indicadores previos, seguimos con el mismo dilema de una dicotomía que persiste en la economía panameña, como quiera que, por un lado, estamos supuestamente reduciendo el desempleo, mientras por el otro, resulta ser que, casi la mitad de los trabajadores ocupados, lo están en paupérrimos empleos informales que no le permitirán salir de la pobreza, y ni siquiera jubilarse en un futuro. Es preciso agregar que, según el censo realizado por la Contraloría, 2 millones 865 mil 530 panameños (85% de la población), ganan menos de $ 600 al mes. De modo que, vivimos en un país donde la mayoría de las personas perciben salarios de hambre que no cubren las necesidades satisfactoriamente, privándolos de una calidad de vida digna. 5- Salario mínimo: El salario mínimo pagado en Panamá es el segundo más alto de LATAM, y suma $ 490 mensuales. Es importante señalar que, el ajuste al salario mínimo realizado por el gobierno actual consistió en un incremento del 18%. 6- Canasta básica: Según el MEF la canasta básica de alimentos costó $ 313.80 en mayo. Es necesario indicar que, en enero de 2012, la canasta básica costaba $ 280.05; de modo que, la misma se incrementó en 12% al mes de mayo de 2012. De acuerdo a los dos indicadores previos, como ya habrán notado, sigue vigente la dicotomía de la economía panameña, toda vez que, no obstante el incremento del salario mínimo de 18%, el panameño ha perdido poder adquisitivo, debido a la constante alza de la canasta básica de alimentos que tuvo un incremento, reiteramos de 12%, sumado al alto costo de la vida per sé, al que debemos añadir otros rubros que no están contemplados entre los 50 productos que componen la canasta básica, a saber, la luz (que aumentó por la cancelación del subsidio), agua, aseo, transporte, medicamentos, educación, hipotecas, combustible, internet, recreación, misceláneos, etcétera. Realice el ejercicio de restar al salario mínimo la canasta básica y solo sobrarán $ 176.2 para que quienes devengan ese salario de hambre hagan malabarismos durante un mes para pagar todos los rubros que mencionamos que son obligaciones fuera de la canasta básica. No hay que ser un genio para entender que las cuentas no dan, pero si hay que ser un genio para sobrevivir con los bajos salarios que se pagan en un país como Panamá donde el costo de la vida es tan alto. De manera que, aunque aplaudo el aumento del salario mínimo realizado por el gobierno de turno, debo señalar que, mientras sigan las distorsiones en el mercado, especulación, asimetrías y una tasa inflacionaria del 6% que amenaza con crecer por el abandono del agro (ausencia de soberanía y seguridad alimentaria) que nos obliga a importar productos con inflación foránea, los efectos de los mencionados aumentos salariales, serán inoperantes y el panameño seguirá perdiendo poder adquisitivo cada día. Dicho en buen castellano, la calle está dura y se pondrá peor. Indicadores sociales: 1- Pobreza general: Dícese de aquellos panameños cuyo consumo total anual es inferior a $ 1,126.00 (viven con menos de 3 dólares diarios). LPG o línea de pobreza general es la suma de todos los pobres ya sean extremos o no. El 29% de la población panameña vive debajo de la línea de pobreza, es decir, 1,017,913 panameños. 2- Pobreza extrema: Dícese de aquellos panameños cuyo consumo total anual es inferior a B/.639.00 (LPE o línea de pobreza extrema), es decir, los que sobreviven con menos $ 1.80 diarios. El 13% (456,306 panameños) de la población nacional, sufren de indigencia bajo la línea de pobreza extrema. 3- Índice de GINI: De acuerdo al coeficiente de GINI que mide la inequidad, Panamá es el país 17 más desigual del planeta. Que duro resulta ser que, en un país que se jacta de ser el Singapur o Dubái de Las Américas, exista tal inequidad que, en solamente 16 países del orbe existe una brecha entre ricos y pobres más pronunciada, que en el nuestro. Bien, después del análisis de los indicadores económicos que mostraron una clara dicotomía, resulta obvio el porqué de la marcada asimetría reflejada en los pésimos indicadores sociales de una parte considerable de la población panameña que, se inclina peligrosamente hacia el extremo tipo Haití. Así las cosas, considero que tenemos un país triple, a saber: el Panamá elitista de unos pocos que controlan la gran riqueza nacional, el Panamá de una clase media que raya los umbrales de la línea de pobreza debido a los paupérrimos salarios de hambre que devengan (85% de la población, gana menos de 600 dólares mensuales), y el Panamá del abandono, donde 456,306 panameños padecen en la indigencia debajo de la línea de pobreza extrema, donde niños y ancianos mueren de enfermedades curables y algunos hasta de hambre en pleno siglo 21. Ese es el Panamá invisible del que nadie quiere hablar, y el que los politiqueros de la fauna criolla ocultan en sus fantasiosos sueños de opio, cuando venden una imagen falsa de primermundismo panameño. El tema objeto de nuestro análisis requiere de un examen profundo para desentrañar los porqués de nuestra triste realidad, y los cómo solucionarlos. De manera que, el presente análisis, considérenlo un primer ensayo, de una serie de estudios que haré sobre el particular. Finalizo señalando que, dos temas claves que debemos abordar para reducir la pobreza son: la educación, y el fortalecimiento de la institucionalidad democrática (no los subsidios paliativos que alivian pero no resuelven la pobreza, como 100 a los 70, etc.). Dos temas en los que estamos en la era de las cavernas toda vez que, tenemos un rezago de 40 años en materia educativa, y las instituciones democráticas panameñas han sido destruidas por el gobierno de turno que, se ha dedicado a demoler la separación de los poderes del Estado por medio de malas artes (transfuguismo, y demás hierbas aromáticas) que, han sumido al país en la zozobra, desasosiego, incertidumbre e ingobernabilidad, mientras abandonaban deliberadamente el agro haciendo añicos la soberanía y seguridad alimentaria; en el impasse la canasta básica sigue subiendo y el alto costo de la vida disparado; en el ínterin la inseguridad continua in crescendo; entretanto la falta de agua potable sigue vigente; en el intervalo el sistema de salud continua cojeando; en fin, la calidad de vida del pueblo panameño sigue en franco deterioro, entretanto la institucionalidad democrática es lanzada al despeñadero, y la educación continua rezagada. Moraleja, mientras el país siga secuestrado por politiqueros de otroras gobiernos y del presente también, los cuales no tienen ni idea de lo que significa desarrollo humano, ni les interesa el tema de una constituyente porque se benefician del estatus quo, y entretanto sigamos carentes de verdaderos estadistas con visión de país y justicia social, Panamá permanecerá en el limbo del subdesarrollo, la corrupción, la ingobernabilidad, y el autoritarismo.

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