Introducción
¿Qué es un taller? Con esta pregunta dio inicio
el curso de Métodos del Trabajo Intelectual. Ahora al llegar a su culminación
se realiza la presente compilación. En ella se presentan los trabajos
realizados como práctica en el taller: cinco ensayos que reflejan el propio pensamiento
en base al contenido de autores filosóficos, la disertación de una pintura
clásica y finalmente la recensión de un libro.
Dicho taller al ser impartido en el primer
cuatrimestre de la carrera en Humanidades y Filosofía, aporta al estudiante algunas
metodologías necesarias para el análisis de textos filosóficos y para la
comprensión de los contenidos de una obra. Los aportes son de un gran valor
académico e intelectual ya que motivan al aprendiz a desarrollar su propio
método de estudio.
El
deseo de realizar el presente trabajo es brindar al lector un ejemplo de los
avances obtenidos durante el cuatrimestre en cuanto al camino en busca del
propio método. Pero al mismo tiempo quiere ser una presentación introductoria
en busca de conocer qué es filosofía. Muy acertadamente este taller pone al
estudiante frente al trabajo intelectual, al mismo tiempo que le impregna el
deseo de adentrarse en el estudio de filosofía.
Así
como en el taller se aprende con la práctica, una vez introducido el trabajo,
la invitación es a adentrarse en él.
Ensayo 5: Voluptuoso destino
Introducción
“El fin supremo del
hombre es la felicidad” (Aristóteles, 2005).
El ser humano ha buscado constantemente dar respuesta al sentido de su vida, al
porqué de su existencia. La historia registra que se han dado diferentes
contestaciones y cada una de ellas ha brindado un aporte importante para
entender la existencia. Quisiera en el presente ensayo dar una aportación a
esta interrogante desde el pensamiento de Ortega y Gasset y con ello también intentar responder: ¿qué es
filosofía? Por ello deseo presentar que la filosofía es vivir en voluptuosidad.
Desarrollo
Para iniciar
entraremos a conocer en qué sentido la filosofía es vivir, o como lo explica
Ortega y Gasset un vivirse.
A este respecto entendemos que se trata de un reconocimiento de lo que soy y
del mundo. Es una unión entre mi vida
y el mundo. Es imposible separar mi existencia de la del mundo. No importa si
entiendo el mundo como aquello que pienso y por ello existe o que existe y por
lo tanto lo pienso. Lo verdaderamente incisivo es el hecho que vivir es una
unión entre mi ser sujeto y el mundo que me afecta,
que por la interacción con él tiene repercusiones en mi. En otras palabras se
trata de encontrarme a mí mismo dentro del total de mi entorno y todas sus
implicaciones. Como lo diría ortega y Gasset (1983):
Y vivirse es hallarse cada cual a sí mismo en un
ámbito de temas, de asuntos que le afectan. Así, sin saber cómo, la vida se
encuentra a sí misma a la vez que descubre el mundo (p. 120, 12-14).
Una vez adentrados
en el vivir nos resulta deducible el reconocimiento de la libertad del ser
humano. Le es inherente la decisión de qué va a ser y por ello su ser consiste
en lo que puede llegar a ser, en sus posibilidades, en su futuro. Un poema de Parra publicado en La Prensa, enuncia esta idea
acerca del futuro: "En resumidas cuentas / solo nos va quedando el mañana;
/ yo levanto mi copa / por ese día que no llega nunca / pero que es lo único /
de lo que realmente disponemos" (2012: 6). Descubrimos entonces que
aquello llamado destino, es la utilización de la libertad del hombre para guiar
su vida. Se trata por lo tanto de encauzar el río de la vida; de lo que se está
seguro es que avanzará, y nuestra posibilidad es marcarle el camino. Lo que
intento expresar es que el hombre tiene un destino, la felicidad, y que es la
libertad quien le permite vivirse en ella.
Comprendiendo la
libertad del hombre en el vivirse, es preciso adentrarse en el sentido de felicidad que envuelve su vida. La voluptuosidad, como lo llama Ortega y
Gasset es según la Real Academia Española:
"Complacencia en los deleites sensuales" (2001: voluptuosidad). Se
trata de la vivencia voluntaria y libre de una «delicia», de el seguimiento de
aquello que me plenifica y por lo tanto que me causa placer. Ortega y Gasset
expresará: "Y todo ser es feliz cuando cumple su destino, es decir, cuando
sigue la pendiente de su inclinación, de su esencial necesidad, cuando se
realiza, cuando está siendo lo que en verdad es" (Ortega y Gasset, 1983: 68,
7-10). Dirigiendo esta idea al pensamiento inicial, se puede decir que la
filosofía es un vivirse libre y conscientemente en busca de la felicidad.
Conclusión
Finalmente el camino
recorrido en este ensayo nos ha dirigido a poder decir que filosofía es
vivirse. Pero ese vivirse implica el reconocimiento de la libertad del ser
humano y con ello de todas sus posibilidades. En ese punto alcanza especial
importancia el destino de felicidad que es inherente al hombre y le permite
vivir en voluptuosidad.
Ensayo 1: Sorprender al
deseo
Introducción
En el convulsionado
tiempo actual, está quedando fuera del interés de los humanos la acción de
pensar, aquella que es su más importante diferencia de los animales. Se trata
de un ejercicio que aunque le es inherente, requiere de ciertos requisitos.
Entonces surge la pregunta: ¿qué es el acto de intelección? Para responder
tomaré la idea que el acto de intelección es la combinación de un deseo como
principal actor y unas condiciones internas básicas.
Iluminaré la tesis,
utilizando una historia de mi invención: tenía Sebastián diez meses de edad y
Ana, su madre, deseaba profundamente verlo dar sus primeros pasos. Todos los
días lo motivaba y dedicaba horas enteras para no perder el momento de verlo
andar. Hasta que de sorpresa lo vio soltarse del sofá y caminar sin ninguna
ayuda. Esta historia ilustrará la importancia del deseo y las condiciones para
el acto de intelección.
Desarrollo
En primer lugar se
trata de identificar la interrogante. Esto significa disponerse, colocarse en
marcha. Es el paso inicial y desde el cual se buscará. Jean Guitton expresa maravillosamente esta idea diciendo:
“Si hay verdaderamente un deseo, si el objeto del deseo es realmente la luz, el
deseo de la luz producirá la luz” (2005:150). El deseo profundo de Ana fue querer
ver a su hijo dar sus primeros pasos, esta fue la razón de su inquietud. Es el
deseo del encuentro con aquello buscado lo que da la fuerza para alcanzarlo.
En segundo lugar es
necesario preparar el terreno. Así como Ana dedicó mucho tiempo a Sebastián,
ayudándolo y motivándolo, los humanos que tienen la capacidad de pensar,
necesitan crear ambiente, buscar condiciones propicias. Por condiciones
entendemos el estar atento, disponible, a la expectativa, como sabiendo que de
un momento a otro se encontrará lo que se busca. Al respecto Lonergan nos dice que: “el acto de intelección depende
de una orientación habitual, de un estado de alerta constante, que plantea la
pregunta mínima: ¿Por qué?” (2004: 15,18-20).
En tercer lugar se
combinan las condiciones y el deseo, por lo que corresponde dejarse sorprender.
Cuando Sebastián caminó, la admiración se apoderó de Ana. Fue un instante para
gozar. Es el clímax en la vida intelectual. Inesperadamente, surge súbitamente
el fruto del deseo y se llega a él como habiendo encajado todas las piezas de
un rompecabezas. Utilizando palabras de Lonergan se puede decir que “Llegó como un relámpago,
en una ocasión trivial, en un memento de placidez” (2004: 14, 28-29).
Conclusión
En conclusión, el
acto de intelección es la sorpresa que descubre un deseo o inquietud. Sorpresa
que no es fruto del azar, sino del propio esfuerzo que consiste en que las
condiciones internas estén adecuadamente preparadas para producir la luz de la
sorpresa.
Ensayo 2: Amada Sofía (σοφία)
Introducción
“Todos los hombres tienen naturalmente el
deseo de saber” (Aristóteles, 1983: 11). Miles de años de
historia han acompañado el estudio filosófico de cientos de hombres y mujeres.
¿Qué tienen en común todos estos filósofos? En base a esta interrogante
presento la tesis que sostendré: El amor a la sabiduría (σοφία) es la constante de los
filósofos.
Para ejemplificar
la tesis utilizaré un relato de Anthony De Mello. Un anciano peregrino
recorría su camino hacia las montañas del Himalaya, donde deseaba estar.
Viajaba bajo una gran tormenta pues era invierno. Al llegar, un posadero le
preguntó: « ¿Cómo ha conseguido
llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre? » Y el anciano respondió alegremente: «
Mi corazón llegó primero, y al resto de mí le ha sido fácil seguirle» (cf. 1992: 222).
Desarrollo
Para empezar
veremos que el amor según la Real Academia Española es un “Sentimiento intenso
del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el
encuentro y unión con otro ser” (2001: Amor). Entonces primero preguntaremos
¿qué se ama? Si utilizamos el relato del anciano, cuyo corazón (amor) estaba
consagrado a las montañas del Himalaya, podríamos responder que se ama aquello
que se desea, que hace experimentar el impulso de atracción, lo novedoso. Según
Aristóteles, es el saber aquéllo que el
hombre desea. Pero ese saber del que habla, no es un saber cualquiera, es:
(…) ese saber
especial que tenemos, que adquirimos después de haberlo buscado, y de haberlo
buscado metódicamente, por medio de un método, es decir, siguiendo determinados
caminos, aplicando determinadas funciones mentales a la averiguación (García
Morente, 2000: 21, 8-12).
En otras palabras
ese saber es entonces σοφία
misma. El anhelo del hombre es encontrar ese saber concreto.
Por lo tanto, la
segunda cuestión sería ¿cómo podemos amar la sabiduría, si no la conocemos? ¿Es
indispensable conocerla para amarla? Para responder estas interrogantes debemos
recordar que la sabiduría no puede ser poseída. No es algo que se pueda agarrar
o tener, por el contrario, ella es quien puede llegar a poseernos. Es ella
quien se da, según la apertura que se tiene para recibirla. Para el anciano de
la narración, su fortaleza fue la disposición o “idea” de llegar a las
montañas. En este sentido, si seguimos el método de la dialéctica platónica, se
trataría de “(…) anticipar el saber que buscamos, pero inmediatamente negar y
discutir esa tesis o esa afirmación que hemos hecho y depurarla en discusión”
(García Morente, 2000: 21, 21-23). No es
necesario conocer la sabiduría, pues ella misma será el fruto de nuestro amor. Σοφία se dejará amar, conforme nos
dispongamos a su encuentro.
En tercer lugar,
otro aspecto a analizar sería la transformación de la sabiduría a través del
tiempo. Σοφία está viva,
cambia. Desde ese cambio el amor debe acogerse como un seguimiento. Se le puede
vivir desde un caminar con ella. Esto requiere de esfuerzo, de dedicación. El
posadero que recibió al anciano en las montañas quedó verdaderamente admirado
de la acción realizada por éste para llegar. El amor fue su impulso para
adecuarse y soportar las inclemencias climáticas. No es posible alcanzar la
sabiduría con sólo admirarla, respetarla o inclusive buscarla, ella como ser
viviente cambia y por lo tanto es necesario amarla, para seguirla por sus
insondables caminos. A este respecto en el periódico El Nuevo Diario (2012),
Altamirano hace referencia al amor diciendo que es
“Ensoñación que posibilita la realización de grandes hazañas y proezas jamás
pensadas” (p. 11A).
Conclusión
Finalmente, el
filósofo es aquel que se entrega completamente al amor de la sabiduría. Al amor
de ese especial saber adquirido, que aunque no se le conoce totalmente, se le
encuentra al disponerse a él. Un amor completo que vence adversidades. En
resumen, un amor total a σοφία.
Ensayo 3: Miopía
Introducción
El deseo de
asimilar y entender la realidad, ha llevado a muchos hombres por caminos tan
diversos como ellos mismos. No siempre estas sendas recorridas (ideologías),
han ayudado a comprender la realidad, es más, en algunas ocasiones obstaculizan
su aprehensión. Solamente el filosofar permite aprovechar estos caminos. Desde
este punto quisiera concentrarme en las palabras de Ellacuría que señala cómo la filosofía “(…) representa
una de las posibilidades más radicales de desideologización” (2001: 37, 34-35).
Para ejemplificar
la tesis utilizaremos como objeto un par de lentes. El aporte que unas gafas
con graduación brindan a una persona con deficiencia visual es enorme. Los
anteojos le permiten ver más claramente su entorno y descubrir detalles que a
simple vista no alcanzaba a distinguir. Esos mismos lentes al ser utilizados
por otra persona, son causantes de una visibilidad borrosa, por tanto, para
ella es mejor retirarlos para ver claramente el entorno. Este objeto, los
lentes, nos iluminará el camino al adentrarnos en el tema.
Desarrollo
Inicialmente
conviene comprender qué es una ideología, es a saber, un "conjunto de
ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad
o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc." (Real
Academia Española, 2001: Ideología). Entendiendo que la ideología es una
sistematización de la realidad, se ve que su función es poder representar la
verdad para saber cómo es ella. En otras palabras: busca plastificar la realidad
para tener un acercamiento a ella y para intentar aclarar la visión que de ella
se tiene. Podríamos metafóricamente decir que la ideología es el par de lentes
con que se puede ver la realidad y que intentan aclarar la visión de la misma.
No es ella la realidad, sino que sólo ayuda a mostrarla.
Una vez entendido
qué es ideología, deducimos que es por medio de la filosofía que una ideología
toma forma. Es un profundo deseo de aclarar la visión y de encontrar los lentes
que le permitan tener el enfoque más cercano a la realidad, lo que hace que el
filósofo, luego de profundizar en sí mismo y alcanzar encumbrarse, pueda
conceptualizar su saber de la realidad. Esto surge desde el ser mismo del
filosofar. Nos dice Ellacuría que "El filosofar implica una gran
necesidad de estar en la realidad y una gran necesidad de saber última y
totalmente cómo es esa realidad" (2001: 39, 27-29). Pero lo que alcanza,
sigue siendo un conjunto de ideas organizadas que dan razón de la realidad,
pero que no sustituyen a la misma. Como los anteojos que siendo traslúcidos,
únicamente permite vislumbrar un objeto, desde un punto de enfoque parcializado
y sin abarcarlo totalmente o inclusive afectando la visibilidad del mismo. Un
ejemplo de lo dicho es presentado en El Nuevo Diario por la Agencia
France-Presse, que en su artículo expone cómo el Vaticano presenta una
exposición de documentos, antes pertenecientes a los archivos secretos de la
Iglesia (cf. 2012: 9A). Este suceso religioso e histórico es signo de la búsqueda
de la verdad.
Hasta ahora se ha
visto lo que es ideología y su relación con la filosofía. Pero, ¿cómo es que
ésta última posibilita la desideologización? Esto es viable de acuerdo a la
dimensión crítica de la filosofía, que cuestiona y duda perennemente. Ellacuría (2001) lo indicará diciendo que:
La filosofía
busca permanentemente salirse de los límites de cualquier punto de vista
determinado para intentar abarcar la totalidad; más aún, en algún modo, procura
salirse de cualquier totalidad determinada y aun de la totalidad de las
totalidades, para poderlas enfocar como un todo (p. 37, 37-41).
La constante
critica filosófica, es la que permite demostrar que la ideología no es
poseedora de la verdad absoluta. Lleva a comprender que los lentes por mucho
que me aclaren la visibilidad, no me muestran la totalidad del objeto de mi
atención, sino sólo lo que el limitado plano del lente permite traslucir. De
igual manera la dimensión crítica permite una purificación de la misma
filosofía. Llevando la metáfora al nivel de conceptos, se entiende que la
filosofía con su constante crítica, posibilita la desideologización, es decir:
deshacerse de las absolutizaciones y de los intereses particulares y enfocarse
en “la totalidad de totalidades”. Es ésta una de las genialidades de la
filosofía, porque además de ser creadora se convierte en crítica de ella misma
y regeneradora de sus propias ideas y esfuerzos por alcanzar la verdad.
Conclusión
En conclusión, es
claro que el filósofo en su intento de comprender la realidad, la conceptualiza
y da origen con ello a ideologías. Con el mejor de los esfuerzos puede
presentar un plano de la realidad, pero no su totalidad. Es pues la filosofía
quien desde su esencia crítica permite liberarnos de las absolutizaciones
partidarias de intereses particulares, en otras palabras, de la miopía del
pensamiento. Terminaré con una cita de Ellacuría que presenta, a mi parecer, más claramente
esta idea. "Solo el que en lo limitado ve consciente y críticamente más
que lo limitado puede desideologizar, esto es, impedir que la parte se
convierta en todo, que lo relativo se le convierta en absoluto" (2001: 38,
3-5).
Ensayo 4: Paso a paso
Introducción
El ser humano
durante toda su vida permanece cuestionando su existencia: el por qué y para
qué de las cosas y de sí mismo. Por caminos muy diversos ha intentado responder
y aclarar sus interrogantes. De esto surge la pregunta que nos atañe: ¿existe
un camino o una guía que permita revelar la respuesta? La novela Siddhartha de Hermann Hesse, presenta el proceso de
desarrollo de un hombre hindú (Siddhartha) que busca responder al sentido de su
vida. Por lo tanto, es mi interés presentar el camino filosófico como medio para despertar a la realidad, y su
similitud con el camino de Siddhartha.
Desarrollo
Inicialmente es de
reconocer que el filosofar, en cuanto camino y búsqueda del conocimiento de la
realidad, no tiene por meta llegar a la verdad. Lo que le da consistencia es el
proceso, el trayecto recorrido, es decir: el mismo camino. García Morente dirá "que la filosofía, más que ninguna
otra disciplina, necesita ser vivida" (2000: 17, 33-34). Con ello centra
la atención en el proceso, llenando de valor cada paso y movimiento. Siddhartha
intuye esta idea al sentirse vacío y reconocer que
los sabios
brahmanes, le habían comunicado la mayor y más excelsa parte de su sabiduría,
que ya habían trasvasado lo mejor de sí mismos a su alma, vaso expectante, y el
vaso no estaba colmado, ni el espíritu satisfecho, ni el alma tranquila, ni el
corazón sosegado (Hesse, 2008: 12).
Si bien la vida de
Siddhartha se volcó en busca de un vaciarse y la filosofía lo que busca es el conocimiento
de la realidad, tienen un punto de unión en el hecho que su meta se encuentra
en todos y cada uno de los pasos del sendero de búsqueda.
Reconocido el valor
del camino, interesa preguntarse el por qué de su importancia. ¿Qué sucede
durante el recorrido? Es primordial observar que el filósofo al avanzar en su
travesía, se va liberando de todas las ideas preconcebidas, de todos sus
saberes y doctrinas adoptadas anteriormente. Siddhartha en su camino se va
desprendiendo de todo lo que le impide alcanzar el todo. Dejando primero a su padre, luego a los samanas, después al
buda, a Kamala y los placeres e inclusive sus únicos saberes (ayunar, esperar y
pensar). Él dice:
la razón por la
que seguiré mis peregrinaciones…; no [es] para buscar otra doctrina que sea mejor,
pues sé que no existe, sino para irme alejando de todas las doctrinas y de todos
los maestros, y alcanzar yo solo mi objetivo o perecer (Hesse, 2008: 53-54).
Este «vaciarse» es fruto de la dimensión crítica de la filosofía, de su
profunda aspiración por desasirse de lo particular y alcanzar lo universal.
Ellacuría (2001) dirá que significa "salirse de los
límites de cualquier punto de vista determinado para intentar abarcar la
totalidad" (p. 37, 37-39). Con lo cual siempre se ve con ojos nuevos, con
asombro y admiración lo que se descubre.
Hasta ahora se ha
visto la importancia del camino y cómo éste ayuda a liberarse de las ideas
particulares. Ahora bien, sin que la meta sea el encuentro con la realidad, lo
que impulsa al filósofo es el deseo profundo por despertar a esa realidad. Lo que busca es poder contemplar la
realidad, entrar en ella y dejarse poseer por ella. Esta es la sed profunda que
le incita. Pero, ¿es posible despertar? En la historia de Siddhartha se
presenta el despertar en varios momentos, pero en el primero se descubren con
especial finura sus detalles. Siddhartha descubre que al abandonar a su padre,
a Govinda y al Buda encuentra su despertar. "Siempre, incluso en los momentos
de máxima concentración, había sido el hijo de su padre, un brahmán, miembro de
una casta elevada, un intelectual. Y ahora era únicamente Siddhartha, el recién
despierto, y nada más" (Hesse, 2008: 62-63). De esta manera
quedan manifiestos los frutos del camino y las posibilidades del despertar. No
como un punto final, sino como una cumbre en el camino. No es el fin, no la
meta, pero sí el encuentro con el recorrido liberador.
Conclusión
En conclusión,
avanzar en el camino filosófico es el medio por el cual el hombre puede
liberarse de las ideas particulares y despojarse de todo lo que le impide
alcanzar la realidad. Es el caminar, paso a paso, en donde se encuentra su
objetivo. Quisiera finalizar con un pensamiento que Siddhartha tiene al
descubrir lo maravilloso que ha sido su propio caminar. Es, a mi parecer, una
frase que todo buscador debe recordar en su avanzar: "Es un camino
absurdo, que avanza dibujando curvas, tal vez en círculos. Que avance como
quiera. Yo lo seguiré" (Hesse, 2008: 136-137).
Disertación:
Camino
Introducción
[Filmina1/
título] ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Estas son las incógnitas que
acompañan a todo ser humano. Es él, el caminante, que atraviesa la vida
disfrutando sus delicias y soportando sus golpes. Nos dice el poeta Antonio
Machado:
"Caminante, no hay camino,
[Filmina 2/Autor]
se hace camino al andar"
(Machado, 1974: 146)
Desarrollo
Tiziano
Vecellio, un famoso pintor veneciano, plasmó en una de sus
primeras pinturas esta intuición del poeta. Por la utilización de colores brillantes
sus pinturas provocaron un fuerte impacto en todo el arte europeo. Recorramos,
junto la obra de Tiziano: la vida humana.
[Filmina 3/Infancia] Si bien se hace camino al andar,
toda marcha tiene un inicio, un punto de partida. La contemplación de un bebé
recién nacido, o en sus primeros meses de existencia, es una imagen llena de
ternura y que recuerda la propia fragilidad. Para el humano, la vida llega
cargada de esperanzas y posibilidades. Los niños son una tierra sin trabajar,
fértil y dispuesta a producir frutos. Son los
"Ojos que a la luz se abrieron" (Machado, 1974: 142)
El
despertar de los sentidos es la vivencia fundamental de tocar, saborear y
observar. Es la experiencia del mundo que le rodea. Pero ésta, se vive desde la
inocencia infantil.
[Filmina 4/Ángel] Por eso, un ángel acompaña la
estampa de los niños, un símbolo de pureza e inocencia. ¿O podría acaso ser
Cupido que desde el inicio de la vida, dispara la flecha del amor en el camino
del humano? Sería entonces el recuerdo de que la necesidad de amor aparece
desde el nacimiento.
[Filmina 5/Adultez] La vida implica movimiento,
avance. Saliendo de la infancia y pasando por la juventud, el humano alcanza la
adultez.
"Las abejas de las flores
sacan miel, y melodía
del amor, los ruiseñores" (Machado, 1974: 144-145).
La
adultez no deja de ser una experiencia de sentidos, emociones y pasiones.
Cupido, que ha cumplido su misión, atrae a los amantes y coloca al amor en el
centro de la vida. Es la etapa en que se cree poseer fuerzas infinitas y el
tiempo para los amores eternos y las pasiones duraderas. [Clic / flechas] Tres
flautas que inspiran la alegría de la música recuerdan que es un tiempo para
disfrutar, en el que no se piensa en el fin del camino. La tierra regala los
frutos de su fertilidad. Por eso el hombre y la mujer descansan sobre un verde
intenso.
[Filmina 6/Vejez] Pero lo que se creyó infinito llega
a su final. El camino termina, pero no por ser fin, es vacio. En la tercera
etapa, la experiencia recogida a lo largo de tantos pasos avanzados,
disfrutados y sufridos se vuelca hacia la reflexión. Hacia el recuerdo del
hubiera y la melancolía del quisiera. El apasionamiento se convierte en
añoranza y toda la vida en nostalgia.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar (Machado, 1974: 146).
Es
una etapa cargada de reflexión pero sobre todo de soledad. Las calaveras
recuerdan la cercanía de la muerte. Pero ¿es la muerte el final del camino?
Conclusión
[Filmina 7/Obra completa-Clic adicional] Teniendo una
vista completa de la obra se podría responder a esta interrogante. Les presento
"Las tres edades del hombre" del pintor Tiziano Vecellio (1512-1514).
Una pintura al óleo que muestra explícitamente tres etapas de la vida del
hombre: la infancia, la adultez y la vejez. Una obra que utiliza colores
brillantes y claros, regalando así una apariencia de suavidad. El pintor nos ha
llevado por medio de la perspectiva en un recorrido que avanza hacia un
horizonte.
[Filmina 8/Horizonte] Un azul profundo inspirador de
eternidad, nos sugiere un avanzar continuo y a lo mejor sin final, o con su
límite incalculable. Verificable únicamente con la vivencia personal. Retomando
al poeta Machado decimos:
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar (Machado, 1974: 146)
[Filmina 9/Agradecimiento]
Recensión: Mística
intelectual
Introducción
Mística intelectual
es la mejor forma de concentrar en dos palabras el libro El trabajo intelectual de Jean Guitton. Este texto es una
recopilación de consejos para mejorar en el desarrollo y puesta en práctica del
pensamiento. Fue escrito originalmente en francés bajo el título Le travail intellectuel. Para el año
2005 Francisco Javier de Fuentes presenta la traducción española. Tomando como
base esa versión se expondrá esta útil obra.
Desarrollo
Hablar de
personajes como Jean Guitton con un gran peso curricular, puede parecer
cansado. Hacer un listado de bibliografía publicada, de su amplísima
experiencia como docente y de su participación en importantes eventos de para
la religión católica, podría llenar varias páginas de datos que finalmente
dirían poco, de lo mucho que este personaje hizo. Sin embargo, compartiré
algunos datos que den una idea de su actividad intelectual. Licenciado en
filosofía y doctor en Letras, se dedico a la actividad del pensamiento y
publicó obras como: El amor humano (1948),
El pensamiento y la guerra (1969), El amor divino (1971) y, Dios y la ciencia (1985). ¿Podríamos
llamarlo místico del pensamiento? Después de lectura de El trabajo Intelectual yo me atrevería a hacerlo. Goñi escribe un artículo en ocasión de la muerte de
Guitton y se refiere a él diciendo:
Quizá para
comprender a Guitton haya que recordar que para él una cosa es la
verdad, otra la mentalidad de una época y otra la espiritualidad. Él siempre tuvo
las tres en cuenta y por eso su pensamiento contiene esa pizca de ambigüedad
que le hace tan atractivo (Goñi, 1999).
El tiempo actual
con el avance tecnológico y los cambios socioculturales ha requerido de la
atención especial de los hombres que se interesan por la labor intelectual.
Guitton, en su tiempo, lo hizo, aprovechando su propia
experiencia. El texto publicado por Ediciones Rialp, S.A. en el año 2005,
consta de 155 páginas a un tamaño media carta y contiene ideas sencillas pero
de gran valor. El libro está dividido en once capítulos, pero para explicar el
desarrollo del mismo lo he fragmentado en tres secciones que titulo: descubrir
[capítulos I y II], intentar [capítulos III y IV] y perfeccionar [capítulos del
V al XI]. El hilo que se encarga de entretejer estas secciones es la idea que
nuestra energía mental o capacidad de pensamiento es abundantísima y que
sabiendo cómo atenderla y hacia dónde orientarla podemos crear, mejorar y
perfeccionar nuestro propio trabajo intelectual.
Inicialmente se
presenta el descubrir de lo que hay
que hacer, de mis capacidades y de la oportunidad de “redescubrir” mi
intelectualidad en la cotidianidad. Guitton dirá que “El valor de una inteligencia no
consiste tanto en su ciencia […] como en la posesión de costumbres muy vivas
que le permiten adaptar su saber y sus principios a la singularidad de los
casos siempre nuevos” (2005: 36). Se trata entonces de apropiarse profundamente
de los pensamientos, pero no como quien atrapa un pajarillo entre las manos,
sino como quien es capaz de brindarle un dedo para sostenerse y lo observa y
acaricia. En otras palabras se trata de tener la atención disponible como
místico que busca.
Seguido al
descubrir surge el intentar. Es
indispensable que dado el primer paso nos dispongamos a trabajar. No se aprende
a rajar leña sólo viendo, es necesario tomar el hacha y echar mano al tronco.
Guitton motiva a
no temer a las creaciones “monstruosas” que puedan surgir de nuestra mente. Es
necesario deshacerse de la pereza e iniciar nuestra labor. “Una frase pésima
vale más que un papel en blanco” (Guitton, 2005: 63). El error es parte del
aprendizaje, por eso aún cuando no se está seguro de la obra, se debe poner en
marcha. El tiempo y la profundización continua facilitará este paso. El
aprendiz místico es entonces proactivo, tiene iniciativa. Su deseo intelectual
le hace tomar el hacha con sus propias manos y empezar a mal rajar leña.
Avanzados los dos
primeros pasos, hay que adentrarse en el perfeccionar.
No se trata en esta parte de un alcance cuantitativo sino más bien cualitativo.
Es llevar el trabajo intelectual a un nivel superior, pues una vez realizado y
reposado el trabajo, necesita ser pulido y depurado hasta alcanzar su perfección. Además esta búsqueda no
es un afán obsesivo sino un deseo de concretar de tal manera el método de
trabajo, que se pueda decir con Guitton que “lo excelente […] cuesta menos trabajo que
lo mediocre” (2005: 64). Bajando esta idea al pensamiento popular diríamos que
lo barato, sale caro. Por ello la mística intelectual es la dedicación de la
vida misma al pensamiento, ya que permaneceremos en un constante avance. Aún
cuando el método personal dé sus propios frutos, este método seguirá
perfeccionándose.
De esta manera
intento resumir los muchos consejos prácticos que Jean Guitton presenta como motivación para desarrollar el
propio método intelectual. Su obra escrita hace 61 años sigue teniendo
actualidad, pero se queda atrasada en cuanto al desarrollo tecnológico que el
mundo actual ha vivido. Aunque el mismo Guitton asegure que se trata sólo de
esperar que la rueda de la experiencia de media vuelta y demuestre que la
pedagogía antigua es útil y necesaria (cf. 2005: 117). Por otro lado es de
mucho provecho el que los capítulos del libro no lleven una secuencia rígida,
sino que el lector pueda adentrarse en cualquiera dé ellos sin haber leído los
anteriores. Pero la lectura requerirá de bastante atención por dos razones: la
primera es que siendo una traducción del francés, algunas ideas podrían no
tener la profundidad que en el idioma original posee. Y la segunda se debe al
hecho que el autor hace referencia a nombres de personas, lugares y situaciones
que para él y los franceses son comunes.
Conclusión
Por todo lo
anteriormente dicho, El trabajo
intelectual de Jean Guitton es una obra que invita a la mística
intelectual, a la íntima unión del pensamiento y el deseo. Incita a la
permanencia siempre abierta de mejora y al disfrute de nuestra capacidad
pensante. Si se empezó concentrando todo lo dicho por Guitton en dos palabras,
me gustaría cerrar con el consejo que utilizado para concluir. Citando el
Eclesiástico Guitton dice: “darse alegría en el trabajo, hacer
gozar el alma en medio del trabajo” (2005: 155).
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