Engaños


No, no es verdad, que no te vendan la moto, que no te venden los ojos,
que no te entrampen el corazón, que no te atrapen los sentidos, que no es cierto, que te engañan, que es mentira.
Y además ya lo sabes, de todas esas puertas, la que más brilla, la más perfecta, es una salida falsa, sabes que tendrás que volver por donde viniste, que el camino se vuelve fango más allá de las primeras praderas.
Sin embargo, la puerta más humilde, la que casi se cae a pedazos, la más estrecha, es la que se abre a lo verdadero; que tras esas primeras cuestas, y tras las segundas, empieza a crecer el tomillo y la lavanda, y al final resplandece ante tus ojos el gran paisaje desde la altura, y no te queda más que arrodillarte y contemplar.
En marcha, pues, y muy atento, que nadie ha dicho que sea fácil.



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